La entrada a un país nuevo me significa
todo un cambio. Una re-adaptación. Al mismo tiempo que enfrento volver a viajar
solo, aunque eso es lo de menos, nunca se deja de estar acompañado.
De Salta a Jujuy, plena fecha de carnavales
norteños durante el mes de febrero. Ofrendas a la Pachamama hasta el hartazgo,
hojas de coca, bebidas alcohólicas, cigarros, vegetales, hierbas, litros de
espuma y talco para todo el mundo. Cerros de colores, artesanías regionales,
ríos a dos manos, aire puro.
Días, noches, el límite máximo argentino me
veía llegar. La Quiaca, ciudad fronteriza, un desvió inesperado con dos
viajeros me terminaron encontrando en Yavi. Pueblo construido prácticamente en
adobe, sin superar los 200-300 habitantes. Donde no hay lugar para las señales
telefónicas. Pasaron los días, cuando me quise dar cuenta ya traspasaba la
frontera. Con solo caminar un par de cuadras aparecía otro mundo. Ya no eran
solo los colores de bandera, ni las caras identificadas en los puestos de ropa.
Estaba en Bolivia, de Villazón a Tupiza. Ferias gigantes, interminables de
ventas. Trenzas y polleras largas. Comidas por donde se quiera encontrar. Sabía
que acá ya estaba comenzando otra historia.
El país de la hoja sagrada de Coca, de los
comedores populares, de los rostros sin maquillaje. Un territorio con 36
idiomas diferentes, donde no hay lugar para las modas ni funciona mc
donalds. Donde se produce la mayor
cantidad de cocaína del mundo pero existe el índice mínimo de consumidores a
nivel mundial. La marihuana está mal vista pero el alcohol es bienvenido a toda
hora. Los saludos son tímidos pero las ofertas de ventas no paran de sonar. Los
puestos de comidas callejera son incontables en las calles principales, las
frituras las número uno. Las bolsitas de plástico, los jugos de fruta, las
marcas nacionales. Sus plazas. El territorio mundial del charango, instrumentos
de percusión y de viento.
Su principal economía depende de las minas,
explotadas a más no poder por las naciones europeas y todo oligarca que este a
su paso. Bolivia fue en su momento, el país más rico del mundo, en minerales.
Tras las grandes sufridas explotaciones se enriqueció Europa, el vaticano y su
gente. Existe la ciudad de Potosí, la primera fundada en toda América Latina y
la más saqueada de todo el continente.
La facha moderna de la sociedad de un
primer mundo se queda con hambre en Bolivia, las caras extranjeras solo hacen
sponsor a las marcas mundiales. Rostros con reflejo de trabajo forzado. Desde
la salida del sol hasta pasada la medianoche se observa a las mujeres, abuelas
y madres buscando su ingreso, de ventas en ventas. La jubilación da lugar a su
ausencia, ya que la gente en su mayoría es independiente. Claro está que la
gente trabaja hasta las últimas arrugas que puedan existir. Lo popular gana,
como todo, siendo mayoría en su tierra.
Veredas infinitas de verduras en sacos, de
la quinta a la calle. Las carnes sin heladera, los cereales abundantes como
para alimentar al mundo entero. Se nombra al regateo, se escuchan los negocios,
se ven las sonrisas, se nota la humildad. País maravilloso, sencillo en su
imagen, simple en su gente. De todo un poco, de un poco todo. Bolivia se
presenta, lo tomas o lo dejas. Formas parte, te adaptas o lo rechazas. Su
económica suele ser muy barata para el extranjero pero muy forzada para el
local. Todo vale poco, pero se gana poco. Como todo lugar en el mundo, florece
su cultura, brilla su belleza, se presenta con fuerzas y dignidad.
Su imagen natural, sus paisajes
impactantes. Su tránsito descontrolado, donde el conductor no suele insultar al
peatón en su inconciencia. Las voces son bajas, los silencios están. Gente en
su gente, mundo dentro del mundo. Está ahí, marcando su presencia dentro de la
fascinante América Latina…
Qué lindo cómo redactas lo que vivís día a día, imaginé todo mientras leía. Me encantaron las fotos que tomaste! Increíble, te enamoraste de Bolivia :)
ResponderEliminarSeguí así, viviendo, anhelando las diferentes culturas, respirando el aire puro de las montañas. Todavía te falta mucho por conocer!
Besos de colores y un gran abrazo dulce. Te extraño :)