Se le nublaba la vista, demasiado por ser un día con un gran
sol radiante. Sin embargo podía seguir viendo, tanto que traspasaba el
horizonte.
–Allí finaliza la
ruta abuelo. Decía en voz baja este pequeño niño, dirigiéndose con total
firmeza hacia el anciano.
-¿Como puedes saberlo, hijo? Le contesto,
sabiendo que el infante nació siendo ciego de por vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario